Vegetalista: un videojuego educativo

Vegetalista es un videojuego educativo financiado con fondos nacionales e internacionales desarrollado por científicos de la Facultad de Biología de la Universidad Católica de Chile.
Vegetalista da a conocer la riqueza del clima, paisajes y flora chilena a través de una narrativa fantástica que entrega al jugador referencias desde el cuidado de una planta y sus capacidades adaptativas hasta especies típicas chilenas y los lugares geográficos que habitan.


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La Municipalidad de Conchalí invita a Organizaciones sociales, juntas de
vecinos, organizaciones religiosas, colegios municipales y particulares subvencionados, entre otros... a la campaña ambiental.

Bellos Paisajes del Sur de Chile




Amigo visitante del Blog, les dejamos una presentación de algunos hermosos paisajes del sur de nuestro país, Chile. Esta área sureña es una de las más heterogéneas en cuanto a paisajes y actividades a realizar. Con un clima que poco a poco se vuelve más húmedo, el terreno se cubre de extensos bosques y numerosos lagos.

Aves del mundo




¿QUÉ tenían en común Cristóbal Colón, los vikingos, los marinos polinesios y Noé? Conocimiento de que el vuelo de ciertas aves puede usarse para indicar la presencia de tierra seca.

¿Sabía usted que, durante su primera travesía del Atlántico, Colón alteró su rumbo del oeste al sudoeste porque muchas aves volaban en aquella dirección durante las primeras horas del atardecer? Pocos días después descubrió las Bahamas.

Las aves son navegantes por excelencia. Considere solo unas cuantas de sus más asombrosas hazañas: El cuclillo bronceado de Nueva Zelanda es criado por ‘padres adoptivos’ que no son aves migratorias. No obstante, estos polluelos, que demuestran tener gran pericia en la navegación, cruzan volando hacia el norte una distancia de 4.000 kilómetros sobre océano casi vacío hasta las Islas Salomón. A las grandes meaucas se les puede hallar en lugares septentrionales tan distantes como las islas Shetland, al norte de Escocia. Sin embargo, cuando se acerca la temporada de la reproducción millones de ellas vuelven a las islas Tristán da Cunha, tan lejanas en el sur como la punta meridional del África. Hasta los pingüinos, que no pueden volar, tienen esta facultad de regresar a casa. En cierto caso algunos pingüinos de Adelia, soltados a una distancia de 3.000 kilómetros de su hogar en el hielo antártico, regresaron a dicho lugar.

Todos estos viajes han sido documentados cuidadosamente. Alrededor de la pata del ave se coloca un anillo que, además de un número, contiene un mensaje que le pide a cualquiera que halle al ave que se comunique con la dirección que lleva el anillo, y suministre información en cuanto al lugar en que la encontró. Aunque solo se recobran unas cuantas de estas aves, mediante esta técnica algunos científicos han podido trazar los cursos de vuelo de muchas otras especies de aves migratorias.

En los últimos años también se ha empleado el radar para seguir el vuelo de las aves. Se ha equipado a otras aves con diminutos radiotransmisores para seguir el curso de su vuelo. Pero la mayor parte de nuestro conocimiento se ha obtenido de experimentos realizados en laboratorios. Antes de pasar a un examen de estos, sería iluminador enterarnos de lo que los navegantes humanos necesitan para llegar a su destino.

Imagínese a una familia que sale a disfrutar de una comida campestre. Estacionan el automóvil y se adentran a pie en el bosque para comer. Al atardecer, al regresar, se pierden y empiezan a andar en círculos. ¿Qué necesitan para poder hallar el automóvil? Dos cosas... un mapa y el rumbo señalado por alguna brújula. El mapa tendría que mostrarles dónde está el automóvil y dónde están ellos. Pero, de por sí, esta información no les serviría de nada si no pudieran orientarse sobre el terreno. Necesitan una brújula o algo parecido que los oriente en la dirección correcta.

Cuando estamos bien familiarizados con un pueblo no tenemos que llevar mapas ni brújulas con nosotros, porque llevamos el mapa grabado en la mente. ¿Tienen las aves un mapa grabado en los sesos? ¿Cómo hallan su rumbo?

¿Cómo se orientan las aves?

Después de mucha investigación, ha quedado bien establecido que algunas aves pueden volar directamente a casa cuando se les suelta en una zona extraña. Esto elimina la posibilidad de que hallen su camino por medio de volar primero en círculos en busca de señales familiares. Estos pájaros realmente saben navegar. Esto implica más que, según lo vería un observador en el hemisferio norte, el simplemente volar hacia el sur en el otoño y hacia el norte en la primavera, en un acostumbrado vuelo migratorio. En gran medida es un misterio cómo saben adónde volar; en otras palabras, si acaso poseen algún “mapa,” no se sabe la naturaleza de éste. Pero sí sabemos hoy día acerca de varios sistemas que las aves pueden usar para orientarse a fin de volar en una dirección constante.

Vuelva a pensar en la familia que dejamos perdida. Supongamos que el padre tiene un mapa en el bolsillo y lo usa para determinar dónde se hallan. Él sabe dónde dejaron el automóvil y se da cuenta de que tendrán que andar hacia el sudeste para llegar a él. Pero, ¿cómo puede hallar el sudeste? Bien, si el cielo está despejado, puede hallar el sur por medio de usar un reloj de pulsera o de bolsillo y el Sol. ¿Cómo? Puede mantener el reloj en una posición horizontal y apuntar el horario hacia el Sol. Parece que el Sol atraviesa unos 15° por hora, y en la esfera del reloj hay 30° entre cualesquier dos divisiones de horas consecutivas. Por eso, una línea que esté a igual distancia del horario y el “12” apunta aproximadamente al sur. Entonces el hallar el sudeste es asunto sencillo. ¿Pueden las aves también usar el Sol para guiarse?

Orientación diurna

En 1949 Gustav Kramer mantuvo unas palomas en jaulas de forma cilíndrica que tenían 12 tazas idénticas de alimentación alrededor del borde. Descubrió que podía adiestrar las aves de manera que comieran de las tazas que apuntaban en cierta dirección, y que, para orientarse, las aves usaban el Sol. (En días nublados las aves comían de cualquier taza.) Así, las palomas suministraron prueba de que tienen un reloj interno que les permite compensar por el movimiento del Sol a través del cielo.

Para comprobar sus resultados, Kramer usó estorninos. Los amaestró para que comieran de ciertas tazas, como había hecho previamente, pero entonces sustituyó una luz móvil por el Sol. Las aves, al tomar esta luz por el Sol, comían de tazas diferentes e iban de taza en taza a un paso de 15° por hora. En realidad, la luz solo se movía hacia arriba y hacia abajo, y no horizontalmente, para imitar la salida y la puesta del Sol.

Ahora se sabe que muchas especies de aves pueden volar en una dirección constante con bastante exactitud, gracias a la ayuda del Sol y un reloj inherente a ellas. ¿Hasta qué punto son exactas sus medidas? Pues, si en su determinación cometen un error de 1° el resultado pudiera ser un extravío de aproximadamente 110 kilómetros en el ecuador. Un error de cuatro minutos en el reloj de ellas resultaría en el mismo gran extravío. Y como navegantes las aves tienen la reputación de desplegar exactitud precisa.

Volvamos ahora a la familia de que hemos tratado. Si esperan hasta que anochezca, pueden usar las estrellas de brújula más exacta que el Sol. ¿Pueden las aves hacer lo mismo? Parece que la respuesta es: Sí. Después de todo, muchas aves solo realizan sus migraciones de noche.

Orientación nocturna

En los años cincuenta, un alemán, Franz Sauer, fue el primero que demostró que las aves pueden usar las estrellas como guía. En su investigación utilizó currucas capirotadas y currucas mosquiteras.

Últimamente, Stephen E. Emlen ha utilizado azulejos norteamericanos en sus experimentos. Colocó las aves dentro de un planetario, después de haberlas puesto en jaulas diseñadas para registrar los movimientos de las aves. Llegado el tiempo para la migración de las aves, se les mostró un cielo cuya apariencia era consecuente con el que verían en aquella época del año si estuvieran al aire libre. Estas aves mostraron de modo señalado la tendencia a volar en la dirección que, según las indicaciones del planetario, era hacia el sur, el curso normal de su migración. Se notó con interés que no parecía que los azulejos reconocieran estrellas por sí solas ni constelaciones, sino, más bien, que el cielo giraba en torno a un punto fijo.

Para poner esto a prueba, Emlen tomó algunos azulejos de sus nidos, sin jamás dejarles ver el cielo verdadero. En el planetario, en vez de hacer que el cielo diera vueltas en torno a la estrella polar, como realmente sucede, lo adaptó de modo que diera vuelta alrededor de la estrella Betelgeuse. Cuando llegó el tiempo en que los azulejos habían de efectuar su migración, estos azulejos jovencitos trataron de volar en dirección opuesta a Betelgeuse en la dirección que a ellos evidentemente les parecía que era hacia el sur.

Por supuesto, sucede que gran parte del tiempo el cielo está nublado. Aunque una familia excursionista no experimentaría dificultad alguna si tuviera una brújula con la cual dirigirse, ¿cómo se las arreglan las aves cuando el cielo está encapotado?

¿Es el magnetismo un factor?

En 1885, A. von Middendorf propuso la idea de que las aves pueden sentir el campo magnético de la Tierra y pueden orientarse por medio de éste. Esta hipótesis fue sometida a prueba muchas veces, y por lo general los resultados fueron negativos. Parecía inconcebible que un pájaro pequeño como el petirrojo pudiera detectar magnetismo. Sin embargo, en los últimos años se ha encontrado alguna evidencia de que por lo menos algunas especies usan el campo magnético de la Tierra para orientarse.

Se notó que muchas de las carreras veloces entre palomas mensajeras se realizaban bajo una cubierta pesada de nubes. De modo que los experimentadores adhirieron imanes pequeños a palomas individuales que habían demostrado que podían volar a casa en tiempo nublado. Todas se extraviaron. Evidentemente los imanes perturbaron el campo magnético alrededor de las palomas y por eso ellas se desorientaron. En otro experimento, se equipó a las palomas con lentes de contacto empañados. A pesar de que la vista de éstas estaba limitada a unos cuantos metros, una sorprendente cantidad de ellas logró volar hasta dentro de 200 metros de su palomar después de un viaje de 130 kilómetros.

En otros experimentos se han utilizado petirrojos migratorios mantenidos en jaulas. Llegado el tiempo de su migración, los pajarillos se alinearon en la dirección que normalmente seguirían al volar. ¿Los estaba guiando el campo magnético de la Tierra? Así parece, porque los experimentadores descubrieron que si usaban bobinas eléctricas para alterar el campo magnético, podían hacer que los petirrojos desearan volar en otra dirección.

A los científicos les parece que tal vez el cuadro todavía no esté completo. Actualmente están estudiando cómo las aves podrían usar los sonidos de baja frecuencia, la luz polarizada, el olor, así como los cambios en las presiones barométricas, como ayuda para orientarse. Otros científicos están averiguando cómo pueden algunas aves detectar el magnetismo.

Pero no cabe duda de que antes de que finalmente quede resuelto el misterio, habrá muchas cosas más que nos sorprenderán en un campo que ya ha sido fuente de muchísimas sorpresas.

Yo soy un Forjador 2.0

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El Blog del Club de Forjadores Ambientales de la escuela Libertador San Martín de la Comuna de Conchalí, es la continuidad de la experiencia iniciada en la Escuela Municipal Comodoro Arturo Merino Benítez N° 321 de Pudahuel.

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